“Semejanza con Cristo”

Romanos 8:29

Cuando el apóstol Pablo declara: “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo…” está revelando uno de los propósitos más profundos del plan de Dios para sus hijos: ser transformados a la semejanza de Cristo.

No fuimos llamados simplemente a creer, sino a parecernos a Jesús. Esta semejanza no es un adorno superficial, sino una obra interna del Espíritu Santo. Él va moldeando nuestro carácter, quebrando lo que estorba y despertando en nosotros el deseo de vivir como Cristo vivió.

La semejanza con Cristo implica:

1. Un corazón regenerado.
Donde antes había egoísmo, ahora el Espíritu produce amor, humildad y compasión.

2. Una mente renovada.
Ya no pensamos según el mundo, sino conforme a la voluntad de Dios.

3. Una vida guiada por el Espíritu.
Cristo no sólo es nuestro Salvador, sino nuestro modelo, nuestro ejemplo y nuestro Señor.

Y Pablo continúa diciendo…

Que aquellos que Dios llamó, también los justificó y glorificó. Esto significa que la transformación no depende de nuestras fuerzas, sino de la obra completa de Dios. Él inició esta obra y Él la perfeccionará.

Hermano, hermana que escuchas esta transmisión:
Si hoy sientes que estás en un proceso difícil, recuerda que Dios está usando cada experiencia para formar en ti la imagen de Cristo. Nada es en vano. Cada prueba pule, cada victoria afirma y cada momento en su presencia transforma.

El propósito de Dios es que, cuando el mundo te mire, pueda ver reflejado en ti a Jesús.

error: Content is protected !!