El Espíritu Santo fue derramado sobre la iglesia, en parte, ponerla en condiciones de dar testimonio (Hechos 1.8). A los creyentes Es ha mandado el seguir llenándose del Espíritu Santo (Efesios 5.18).
A través del Antiguo Testamento, los creyentes son compulsados a
Sasar a Dios. Como afirma el salmista: «Como el ciervo brama por las :corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene —ed de Dios, del Dios vivo» (Salmo 42.1,2).
Lo que el pueblo de Dios experimentaba ocasionalmente en el Antiguo
Testamento, ahora es una dádiva permanente para la iglesia en el Nuevo Testamento. Refiriéndose al don del Espíritu Santo, Jesús citó a Isaías 44.3: «de su interior correrán ríos de agua viva» (Juan 7.38).
Como indican éstas y otras Escrituras, el Espíritu no sólo llena el corazón de la gente, sino que también fluye hacia la vida de otros. La oración de Pablo en Efesios 3.14-21 sirve de modelo para comprender cómo el Espíritu Santo trabaja en el corazón de los creyentes. Pablo comienza diciéndole a los creyentes: «para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fonalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu», y termina con la oración: «pará que seáis llenos de toda la plenitud de Dios». Hay un tremendo poder a disposición de los cristianos a través de la Persona del Espíritu Santo. Al ser llenos del Espíritu Santo los creyentes reciben el poder de testificar y reflejar la plenitud de Dios en sus vidas.
Buscar un estilo de vida consagrado comienza cultivando el amor de Dios en el corazón. Dedicar tiempo cada día a la reflexión, el estudio de la Biblia y la oración demanda disciplina y perseverancia. Anotando esas reflexiones, las preocupaciones y oraciones en un diario, puedes mantenerle en contacto con Dios para tu crecimiento personal.
Como cristiano en crecimiento, tú eres tan susceptible de caer en tentación como cualquier otro creyente. El que estés siendo usado por Dios no significa que hayas sido excluido de los proyectos de Satanás. Puede que entonces Satanás se esfuerce más por atraerte a la tentación. Si vas a cultivar un estilo de vida consagrado, debes aprender a vencer la tentación.
Hay tres vías prácticas por medio de las cuales puedes vencer la tentación: primero, reconoce tus debilidades; segundo, usa los recursos de Dios; y tercero, cuida tus pensamientos.
Dios te Bendiga
